lunes, 20 de febrero de 2006

Al talego por un ramo de flores


Parece una noticia del día de los inocentes, pero es real como la vida misma. "Detienen a un hombre que envió flores a su mujer por incumplir una orden judicial". Resulta que este hombre, que es de Sevilla y tiene 48 años, está separándose de su mujer. Hasta aquí todo bien. Por razones que desconozco, el juez dictó una orden de alejamiento que el afectado ha cumplido a rajatabla. No sé si ahora, con lo de la violencia doméstica, en cuanto uno se separa le cae una orden de estas y se tiene que ir a vivir al quinto infierno o, por el contrario, hubo agresiones y el abogado de la mujer lo pidió expresamente al juez. La noticia no lo deja claro.


El hecho es que el pasado día de los enamorados se le ocurrió enviar un ramo de flores a casa de la suegra con una notita que decía "para mis dos amores", en referencia a la esposa y a una hija de cinco años que, como no, se ha quedado con la madre. La mujer, ofendida por el ramo y por la nota, fue a la comisaría y denunció al marido. La policía, que, según se ve, para estas cosas funciona como un reloj, acudió al domicilio del enamorado, le detuvo y le metió en un calabozo un día entero. Con un par, para que se le bajase el calentón.

Las órdenes de alejamiento suponen una incomunicación total entre los cónyuges, cosa que incluye ramos de flores, cartas de amor y derivados. Será así, pero me parece excesivo. Una vez más, la ley pegándose con el sentido común. eso en cuanto a la letra de la Ley, en lo tocante a la pena que le impusieron a este hombre, se me antoja desproporcionada....¡un día entero encerrado por enviar un ramo de flores y una nota amorosa! ¿Qué le habrían hecho si le hubiera llamado por teléfono para insultarla?, ¿o si en la nota hubiese escrito "eres una hijaputa y te vas a enterar"?... ¿Castración? ¿Deportación a las Chafarinas?

Creo que en este tema las cosas se están yendo de madre. Ni lo de antes, cuando la mujer se quedaba desamparada con un cabrón en casa que la molía a palos, ni lo de ahora, en que todos los hombres somos, por principio, sospechosos y culpables de antemano.

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