jueves, 30 de agosto de 2012

Cuestión de tamaño

Aunque España es uno de los países más extensos de Europa, el tercero después de Francia y Ucrania, los españoles vivimos apiñados en bloques de apartamentos. Este detalle, que, por pura costumbre, pasa desapercibido a los naturales, es motivo de comentario entre los extranjeros, especialmente de los que vienen de países anglosajones. La obsesión por vivir en bloques no es privativa de las grandes ciudades, sino de todas las ciudades del país y de prácticamente todos los pueblos de cierta importancia. Los españoles, que tenemos suelo para regalar, vivimos literalmente en el aire. Lo hacemos, además, a precios muy altos. La vivienda en España siempre ha sido prohibitiva. Durante la burbuja inmobiliaria alcanzó extremos insuperables, tal vez por eso mismo, porque como bien escaso que siempre ha sido, conservaba muy bien el valor en un país cuya moneda -la peseta- se devaluaba continuamente.


Veamos dos ejemplos con fotografía. Dos residencias de clase media en sendas ciudades de provincias. La primera es del norte de España, de Gijón para ser más exactos, la segunda de los alrededores de Stuttgart, una ciudad muy próspera al sur de Alemania. Es, como se puede apreciar, una cuestión de tamaño.


Gijón (España)


Stuttgart (alemania)

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