domingo, 30 de diciembre de 2012

Díaz Villanueva: “En Intereconomía me he sentido más libre que nunca”

Existen personas con el magnético don de polarizar todas las opiniones que se vierten sobre ellas. Figuras que hacen desaparecer toda la gama de grises que van entre la profunda admiración y el odio más encarnizado. Personajes cuyas declaraciones son requeteretuiteadas en un galimatías de muestras de apoyo y linchamientos públicos. Una de estas personas es Fernando Díaz Villanueva (FDV para la comunidad tuitera). Madrileño de la cosecha del 73, Díaz Villanueva es historiador de formación y periodista de profesión. De su vena historiadora salieron una biografía sobre el “Ché” Guevara y la colección de “episodios nacionales” (con perdón de Galdós) “Treinta siglos no es nada“. Su vocación periodística le llevó a trabajar en Libertad Digital y, actualmente, a escribir en La Gaceta y su rama económica Negocios.com. No sería justo explicar quién es FDV y olvidar sus otras dos grandes pasiones: el Atlético de Madrid y la escuela austriaca de economía (no en vano es uno de los fundadores del centro de estudios liberal Instituto Juan de Mariana). No obstante, su fama en los últimos tiempos es debida, en buena parte, a su ingreso en la Royal Society of Perroflautian Sciences de la Universidad de Oxford como Research Fellow y titular de la cátedra ‘Willy Toledo’, a la que accedió tras publicar junto a Pablo Molina la aplaudida “Enziklopedia Perroflauta“. Puede que a estas alturas de la descripción el lector tenga ya un cacao mental de proporciones oceánicas, así que, sin más preámbulos, les dejo con Fernando Díaz Villanueva.

Una entrevista de Jorge Pan para Compostimes

Hoy por hoy, mucha gente culpa de la crisis económica a los mercados y no a la clase política. ¿De dónde crees que viene esto?

Los seres humanos llevamos en nuestra forma actual aproximadamente unos 200.000 años. De este tiempo solo hemos vivido en una sociedad organizada los últimos 5.000. Es muy poco tiempo de evolución y nuestros cerebros están todavía en la cueva. Aún tenemos la tentación de creer que podemos organizar la sociedad entera. Una tribu de 100 tíos la puedes organizar, planificar las provisiones, obligar a cada miembro de la tribu a hacer una cosa. En la tribu serán pocos, pobres y morirán pronto, pero van a comer. No obstante, cuando la sociedad se hace más compleja, con trabajo especializado y división de trabajo, esto se complica, pero nuestra mente todavía no lo ha asimilado. Nuestra mente todavía sigue en la cueva y le echa la culpa de todos los problemas a algo que no podemos controlar: a la interacción voluntaria entre individuos, al mercado. El capitalismo es la forma completa de mercado, la mejor forma de interaccionar con otros. Por eso cuando preguntan ¿y en el cielo habrá capitalismo?, la respuesta es que no hace falta, el cielo, si existe, está completo, no necesitas nada de nadie.

¿Esa crítica al mercado es la esencia de lo que llamas el “pensamiento nachojcolar“?

El “pensamiento nachojcolar” es una deformación del pensamiento de izquierdas de toda la vida. Nacho Escolar es un impostor. Es el típico tío de dinero, con un padre director de diario, criado entre algodones en un barrio bueno de Madrid, que juega a ser izquierdista como podría jugar a ser cualquier otra cosa, igual que le podría haber dado por ir en descapotable por Madrid. Es lo que Sowell llamaría “un ungido”, un progre arquetípico. Cree saber todo aquello que la gente necesita, y siente la obligación de imponerlo, de organizar la sociedad a la medida de sus prejuicios. La diferencia entre un nachojcolar y el comunista tradicional es que el comunista lo quiere hacer violentamente, tomar el poder, purgar a la peña… y te lo dice a la cara. Por eso el comunista merece más respeto intelectual que toda esta panda de impostores.

El pensamiento nachojcolar, el de los perroflautas, es el de la izquierda marxista de toda la vida, con la explotación y tal, pasado por mayo del 68 y aderezado con el zapaterismo. Zapatero es la guinda del pastel, el corolario de la imbecilidad. Esas cosas de género, el medioambientalismo imbécil… Todo eso es el pensamiento nachojcolar. Parten de un principio que consiste en lo siguiente: la mitad que produces me pertenece, tengo derecho a ello. Pero, ¡ojo!, no te lo va a arrebatar por la fuerza, como haría un comunista. Se lo tienes que dar voluntariamente y además te tienes que sentir bien al dárselo. Claro, esto es muy jodido, al final se lo das porque no te queda otro remedio. Pero ellos insisten, y de ahí ese uso tan intensivo de los medios de comunicación y de la educación pública. La universidad española la tomaron en los 60 y desde entonces, si dices que no eres socialista es como si dijeses que has matado a tu madre.

¿Cuál es, entonces, ese “pensamiento único” del que habla la izquierda?

Algo básico en todo progre es acusar de lo que él mismo perpetra. Siempre. Si te dicen que tú tienes pensamiento único es porque ellos mismos practican un pensamiento único del que no se puede salir. De hecho, uno de los mayores dramas del “pensamiento nachojcolar” es la corrección política. Decía Paul Johnson que había dos grandes dramas en el siglo XX: la profesionalización de la política a principios de siglo y el imperio de lo políticamente correcto a finales. Los políticos profesionales son los que deciden lo que puedes y lo que no puedes decir, que es la peor de las dictaduras. No se pueden contar ciertos chistes en ciertos ambientes, te ganas la muerte civil. No te van a llevar a Paracuellos a pegarte un tiro y meterte en una fosa, pero la muerte civil es muy jodida: no encontrar empleo, que te miren mal, que tus compañeros de trabajo se cachondeen de ti. Yo lo he padecido en la universidad y en el trabajo. Si llevas la contraria al paradigma general no te van a detener ni a venir a buscar a casa a las seis de la mañana, pero sabes que eres un maldito. Nachojco nunca jamás será un maldito, sabe ponerse del lado de los que mandan. El sanedrín progre da su veredicto sobre cualquier tensión social y no hay discusión posible. El caso paradigmático es el del cambio climático. El sanedrín ha dictado que la Tierra se calienta, que esto es malo y que la culpa es del capitalismo occidental. Y si te opones te etiquetan de negacionista.

Los progres tampoco tienen sentido del humor. Como mucho existe el payasete progre que se ríe de los demás, como el Wyoming, pero nunca se ríen de sí mismos. En cambio, sí que se escandalizan mucho. Dices una cosa y la retuitean a los suyos para que se escandalicen y vengan en manada a machacarte. Al final los tíos estos se han hecho los dueños, los putos amos del corral y no hay quien les plante cara, y quien se la planta lo paga y muy caro. El más claro es el caso de Federico Jiménez Losantos, a quien machacaron sin tregua. Yo a ellos les invento un mote pero voy con la cara por delante, para que me la partan. En cambio, a Federico se le encadenaron en la puerta de la COPE unos de Esquerra. Desde el momento que cruzas la línea roja te montan algo similar a lo que en Cuba se llaman turbas o actos de repudio. Estos lo hacen de forma más refinada, como aquel día que no sé qué dijo Paco Umbral y le pintarrajearon el portal.

¿Cómo consigue este pensamiento nachojcolar convencer a la gente?

Es fácil. Si tú tienes solución para todo y no eres culpable de nada… La izquierda (y esto lo comparte con el nacionalismo) les dice a sus fieles: os pase lo que os pase, no sois responsables. El responsable es otro. Es cojonudo, piénsalo. Si suspendes la culpa no es tuya, es del profesor que es un cabrón y un reaccionario. Si te pagan menos de lo que crees que deberías ganar, el patrón te está explotando. Si naciste en el Perú y no tienes tanto como crees que deberías tener, la culpa es de los colonizadores. Siempre hay un responsable. Hasta entre regiones: dicen que la culpa de los males de Cataluña es de los españoles. En parte Artur Mas tiene razón, porque el sistema fiscal español es insostenible: los catalanes están pagando la clase política de Andalucía, Extremadura… Pero sobre una base de verdad construyen una mentira, personificando el mal en la figura de Madrit. Y la gente los sigue.

Decía Jean-François Revel que cada persona lleva dentro la tentación totalitaria, la tentación de mandar sobre los demás. Y esto se personifica en esta gente, que como nunca tienen culpa de nada siempre achacan todos los males a los demás, y así generan odio. Recuerdo una manifestación de Galicia Bilingüe en Vigo que fueron unos animales a reventar, de hecho colgué una imagen en mi blog de como un joven pegaba a un viejo. ¿Por qué este chaval, bien alimentado, de buena familia, le pega a un viejo? Porque le han dicho que la culpa de todos sus males, los reales y los imaginarios, la tiene ese viejo. Yo conozco poco Galicia, pero lo que veo claro es que es un lugar donde los delirios de estos tíos son irrealizables. Galicia es un lugar de pequeños propietarios, desconfiados, muy religiosos, un lugar que ha sido tremendamente pobre.

¿Estás de acuerdo con Miguel Anxo Bastos en la defensa de la figura del cacique? Dice este profesor que prefiere una Galicia caciquil que una bolchevique.

Está claro. Del cacique te puedes fiar, pero del bolchevique no. El bolchevique te ata a la tierra, como los señores feudales, que se lo digan a los polacos. Si el caciquismo apareció en un momento de la historia y permanece en sus distintas formas, es porque a la sociedad gallega le es útil y le presta buenos servicios. En Madrid un cacique no tiene sentido, pero igual en un pueblo de la provincia de Lugo si. La gente percibe su utilidad y el caciquismo se perpetúa de generación en generación.

No obstante, parece que en Galicia el panorama está cambiando, con el auge de movimientos como el liderado por Xosé Manuel Beiras.

Beiras es un sueño hecho realidad para mi. Es el pensamiento que caricaturizamos en la “Enziklopedia Perroflauta” personificado. La izquierda suele callar sus verdaderas intenciones, pero es que este señor lo dice abiertamente. Critica el caciquismo y él es un cacique andante, es el más cacique de los suyos.

El escenario de esta conversación es la ciudad de Madrid en una tarde de noviembre. Llegados a este punto, nuestro peripathos nos deja en la puerta de la impresionante iglesia de los Jerónimos, vecina de enfrente del Museo del Prado. Como reza el dicho popular, “o falar non ten cancelas“, y en este caso nuestro falar nos lleva a la identidad, a la esencia, de la propia ciudad de Madrid.

Es que realmente Madrid no tiene nada. Ni río, ni catedral, nada de nada. Aquí no había nobles, no había obispos… el terreno estaba abonado para que llegase el Rey. La Corte Real se instaló en Madrid de manera temporal, no hay papeles que digan “desde tal día esta será la cabecera de mi reino”.

Felipe III vino aquí y le gustó.

No es que le gustase, es que España es un cuadrado y Madrid es el centro del cuadrado. Vayas a donde vayas, siempre tienes que pasar por el centro. Por eso se hizo la red de carreteras con forma radial. Si España la hubiesen formado las fuerzas del mercado, el centro logístico seguiría siendo Madrid, o Toledo, o Alcalá de Henares.

¿Podría ser viable una Galicia independiente?

Viable puede que sí, pero necesitaría abrirse desde el minuto uno a los mercados mundiales, no cerrarse, que es lo que harían exactamente los políticos independentistas. También se deberían bajar los impuestos de forma radical, decretar el secreto bancario, que en los bancos gallegos no se meta el estado… Tú dices, ¡sería cojonudo! Pero claro, ¿el político de allí haría eso? ¿O montaría una pequeña Cuba?

¿Qué haría CiU en una hipotética Cataluña independiente?

Mira, a raíz de la manifestación del 11 de septiembre me decía uno de una eléctrica que la independencia sería su perdición. No porque desde España fuesen a poner una barrera, sino porque la pondrían ellos, y desde el primer día los políticos catalanes nacionalizarían la red eléctrica.

Pero dicen que las bases de Convergència son liberales.

En Convergència hay muchos liberales, pero les pasa lo que a Sala-i-Martín, que tienen problemas de identidad.

Yéndonos un poco hacia el norte, ¿de dónde crees que viene todo este odio hacia lo alemán?

La izquierda odia a Alemania porque odia a Merkel, a Schröder no lo odiaban. La izquierda odia por encima de todo a todo lo anglosajón, un sentimiento que comparten con la derecha. La derecha los odia porque “nos quitaron el imperio”, porque son comerciantes y nosotros monjes… la empanada mental habitual en la derechona. Y la izquierda, porque son el símbolo del capitalismo. Merkel lo único que está haciendo es proteger a sus contribuyentes, no quiere que los 80 millones de alemanes paguen, además de los desmanes de sus propios políticos, los de los políticos sureños.

¿Cambiaría esto con un canciller socialdemócrata?

Cambiarían sobre todo las consignas de la izquierda española. Probablemente si gana Steinbrück [candidato del SPD alemán] no sería tan estricto con el tema de los contribuyentes, porque como buen socialista no les tiene ningún aprecio. A pesar de todo, supongo que pediría a los políticos del sur que no gastasen más de lo que tienen, porque es un tema de sentido común. Es que no hay dinero.

Decía un político al que entrevistamos que el problema de la deuda no tendría que existir, porque debería haber siempre ahí un banco central para imprimir todo el dinero que el estado necesitase.

La izquierda siempre tuvo con la inflación una relación de amor-odio. Adora sus consecuencias inmediatas, que hay liquidez y todo el mundo consume; pero rechazan lo que pasa a largo plazo, que los precios suben y la producción se para. No asumen que la riqueza no se crea ahí, en la Casa de la Moneda, que se genera dejando actuar al mercado. El socialismo no crea riqueza: crea trabajo. Si el gobierno nos pone a abrir una zanja por la mañana y a taparla por la tarde, todos tenemos trabajo. Pero, ¿estamos creando riqueza? No, estamos dilapidándola. Además, ¡el socialismo se ha ensayado ya! Así pasó lo que pasó en la Unión Soviética, que las fábricas estaban paradas porque todo se planificaba desde el gobierno. Hay que producir tantos tornillos, tantas ruedas… Así, una fábrica de tractores podía quedar durante dos años parada porque el plan quinquenal no había previsto que se produjese suficiente caucho para sus ruedas.

De todas formas, imagínate que ponen a trabajar la imprenta y respaldan la deuda española, la griega y la del sursuncorda. Ese día dirían que el problema estaba ya resuelto. Al día siguiente se encuentran que empiezan a subir los precios de forma alarmante y, como ellos nunca tienen culpa de nada, la culpa sería de los comerciantes y les meterían un control de precios. Y cuando le obligaran al panadero a poner la barra de pan a cincuenta céntimos y este tuviese que cerrar el negocio, irían a por el de la panificadora. ¿Qué pasaría? Que el de la panificadora dejaría de hacer pan y el panadero de venderlo. Mejor dicho: lo seguirían haciendo, pero en el mercado negro, que es lo que ha pasado en España con el empleo. En España no hay cinco millones de desempleados, si fuese así habría habido un estallido social de dimensiones impresionantes. Lo que pasa es que el empleo tiene que sumergirse porque el precio que le han puesto al factor trabajo es artificial. Una economía libre y flexible crea grandes multinacionales, una economía regulada crea mercadillos al estilo boliviano, un mundo de empresarios que viven al margen del mercado. Que haya mucha economía sumergida no significa que sea el país esté lleno de cabrones y defraudadores natos: significa que hay demasiada regulación.

¿Tendrá éxito el intento del Ministerio de Hacienda de destapar todo el fraude?

¿Tú has oído eso de ponerle puertas al mar? Es como si, para acabar con el crimen, se les ocurre poner un policía por ciudadano. ¿Acabarían con el crimen? No. No tardaríamos nada en comprar al policía. Lo de la economía sumergida es exactamente igual, y la solución está en un viejo lema liberal que tiene plena vigencia: laissez faire, laissez passer. En dos palabras: no enredes. Dice la izquierda que esto crearía injusticia, pero ¿sabes qué es la injusticia? Que un fulano esté trabajando de sol a sol, deslomándose, satisfaciendo a sus semejantes en el mercado y que le expropien la mitad de lo que produce para que haya pueblos enteros viviendo de subsidios. Eso es la injusticia. O la justicia social, que es la peor de las injusticias. La justicia es que cada uno tenga lo que se merece. Si tú llevas una vida virtuosa, de trabajo, esfuerzo, de dedicación a los tuyos… a la larga, todo eso te vendrá devuelto. Tendrás una buena familia, un buen sueldo… en resumidas cuentas, el mundo será justo.

Siempre está ahí el miedo a, sin ayuda del estado, que un trabajador no tenga lo que se merece, a que un genio en potencia no pueda pagarse los estudios…

Si alguien es un genio de verdad cualquier universidad se lo va a rifar. Mi padre era muy humilde y nació en una época muy complicada, en los años 40. No tenía padre, además. No obstante, se licenció en Ingeniería de Telecomunicaciones cum laude. ¿Cómo lo hizo? Con becas. ¿Le pagó la carrera el estado? No, se la pagó él estudiando, sacando sobresalientes. Si no se la hubiese pagado el estado se la habría pagado cualquier universidad privada. Gracias a eso consiguió salir de la clase social a la que le había condenado la fortuna, la clase baja, y escalar hasta la clase media. Se lo debió todo a sí mismo y a nadie más. Un buen estudiante nadie lo desaprovecha, a quien sí desaprovechan es al tío que acaba Derecho en 11 años y además quiere que le pagues tú la carrera. En este sistema, la clase baja paga los estudios de los hijos de la clase media. En un sistema verdaderamente libre, la clase alta paga los estudios de los hijos de la clase baja.

¿Cómo?

Con universidades privadas, de prestigio, como Stanford, el IESE, la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. En esta última he estado yo, es 100% privada y tiene un sistema de becas increíble. Hay mucha gente pobre estudiando ahí, y quienes les pagan la carrera son los padres de los alumnos ricos. ¿Que hay que hacer un esfuerzo mayor cuando naces pobre? Por supuesto, pero también hay que hacer un esfuerzo mayor cuando naces feo. La naturaleza se empeña en no hacernos iguales.

Decía un político que la igualdad era, en una carrera, no salir todos a la vez de la salida sino llegar juntos a la meta.

Ese es el blablabla típico de los políticos. En la Unión Soviética el estado decidía por ti, la grandeza del mundo libre es que cada uno decide lo que hacer con su vida. Mi ambición en la vida nunca fue hacerme rico, por eso escogí hacerme periodista, que es un oficio de pobres. Hacerse rico sí que fue, por ejemplo, el sueño de progres de mucho tronío, como [Juan Luis] Cebrián. Progres que además se dedican a impartir doctrina: “la riqueza está muy mal repartida en el mundo”. Si, empezando por él, que gana trece millones de euros al año con la empresa quebrada y despidiendo a los trabajadores. Hasta que asumamos que la justicia es que cada uno tenga lo que se merece no podremos responder a la izquierda. Si pensamos que cada uno tenemos que tener lo mismo estamos jodidos. El gran drama de los políticos conservadores fue que le compraron prácticamente todo el paquete de la igualdad a la izquierda. Así están en imposibilidad de discutir con ellos. Porque claro, para igualar es más efectivo en comunismo. Para igualar por abajo, más concretamente. Pero ni el comunismo conseguía igualar a la gente. ¿Por qué los estonios eran más ricos que los kazajos, o los alemanes del este podían tener un coche y los búlgaros ni lo soñaban?

¿Tú naciste liberal o te hiciste?

Nadie nace liberal, nadie nace con ninguna ideología. De hecho, parte de mi familia era comunista. Yo me hice liberal a los 21 años, a base de leer. Y sobre todo, por ser desconfiado. Si tienes una idea adecuada de la justicia, no te gusta que te impongan las cosas y no te crees lo primero que te cuentan, lo tienes hecho. Cuando el 15M ves a todos los perroflautas ahí en Sol caben dos opciones: una, que te obnubiles y otra, que desconfíes. El que desconfía está condenado a ser liberal. La familia pesa, hay mucha gente que es lo que son sus padres. Pero si te interesa la teoría económica, la teoría política y profundizas un poco ves que, por ejemplo, el keynesianismo se cae por su propio peso. Así están los keynesianos, que se pasan la vida parcheando la teoría. La grandeza de la escuela austriaca es que su teoría es como una piedra.

¿Cómo es que todos los chavales que salen del instituto tienen básicamente las mismas ideas sobre la educación y la sanidad públicas?

Si te fijas, la escuela pública adoctrina continuamente. Te están metiendo siempre las mismas ideas preconcebidas. No hay que educar en valores: hay que formar a la gente. Los valores te los inculca tu familia, que no te quiere convertir en un asesino ni en un violador. Subcontratar eso al Estado es el primer error. Pasó cuando promulgaron la LOU. Era una ley sobre la universidad, pero recuerdo de ver por la televisión en una manifestación en Galicia a unos chavales de 17 años gritando “Non á LOU!”. No sabían lo que era, pero daba igual. El sanedrín progre ya había dictado y tenían que cumplirlo, de forma casi tibetana.

¿Quién forma este “sanedrín progre” del que tanto hablas?

Los catedráticos, los políticos de alto nivel… y luego las órdenes van bajando. Así, cuando sucede algo que no tiene explicación inmediata, ves que durante un tiempo no tienen consigna, no se pronuncian. Y luego a la vuelta de seis horas o de un día ya hay mantra y empiezan a repetirlo, bum bum bum. Pero durante unos momentos, la izquierdaza está sin mantra y no se pueden explicar lo que está pasando. Porque además ser progre consiste en no tener pensamiento propio, en no dudar. Piensa en los nacionalistas gallegos: todo son certidumbres. Cuando Beiras habla, determina lo que es bueno y lo que es malo.

¿Por qué, en un momento en el que el CIS sitúa como segunda causa de preocupación en los ciudadanos la clase política, hay gente que quiere darles todavía más poder?

Porque considera que hay políticos que tienen una especie de varita mágica. Lo que decía del pensamiento de la tribu, que siempre hay alguien que puede guiarnos, un político que lo solucionará todo.

Un político bueno.

Un concepto que además se confunde con el de un político que es virtuoso en su vida personal. Yo no dudo que Beiras sea un tío muy virtuoso, una buena persona, un tío humilde, que no se ha enriquecido con esto. ¿Pero tú le darías Galicia a Beiras?

Si algún día lo entrevistamos, ¿qué pregunta te gustaría hacerle?

¿A Beirash? Que cuando se van a unir con Portugal. Esa es una cosa que me descojona de los nacionalistas gallegos, ese querer dejar España para unirse a Portugal. Es como querer dejar Francia para unirse a Marruecos. Porque además Galicia no es un lugar precisamente periférico: el patrón de España está ahí, la Academia de la Armada, Franco era gallego… No sé como llevarán todo eso los Beiras y compañía. ¡Pero si Madrid la han chuleado siempre los de fuera! España la han gobernado sobre todo gallegos y andaluces.

Has trabajado en Libertad Digital y en La Gaceta. ¿Los percibes como islotes dentro del panorama mediático actual?

Son prensa de derechas, Libertad Digital más hacia el liberalismo clásico y La Gaceta más hacia la derecha conservadora.

¿En cuál se está mejor de los dos?

¿En cuál he sido más libre? Pues, sinceramente, he sido libre en ambos. En La Gaceta muchísimo más de lo que hubiese imaginado. Yo llevo en Intereconomía un año, y es el lugar donde más libre me he sentido en toda mi carrera profesional. Yo llevo Negocios.com, y nunca jamás me han dicho lo que puedo publicar y lo que no.

Parece envidiable.

Es que la derecha es muy diversa. Hay un programa en Intereconomía Radio desde hace tres años que se llama “Los últimos de Filipinas”. En su formato actual, nació dirigiéndolo Gonzalo Altozano, quien se empeñó en que ahí estuviese representada cada parte de la derecha española. Ahí hay de todo: un liberal, un falangista, un conservador, un democristiano, un carlista… y nos traemos unas discusiones increíbles. Te das cuenta de lo diversa que es la derecha.

¿Cómo se explica entonces que casi toda la derecha vote a un mismo partido?

Es lógico, porque tiende a la concentración. Para la gente de izquierdas, todo es política. Pero la gente normal, que va a lo suyo, no piensa en política. Piensa en sus negocios, en sus hobbies… lo normal. Quieren que el gobierno no suba demasiado los impuestos, que no enrede demasiado. ¿Qué votan entonces? Pues al PP.

¿Estamos ante un cambio de sistema?

Nuestro sistema está agotado, está en fase terminal. Aún así, los tiempos en política son largos. El sistema de la Restauración estaba agotado con la Semana Trágica, pero todavía tardó doce años en finiquitarse de todo. Esto no se va a caer mañana. Puede que la crisis económica lo acelere un poco. La reforma más importante hoy en día es rebajar radicalmente el tamaño del estado. Y el problema es que en España hay 18 estados.

¿Quién se atrevería hoy en España a hacer esa reforma?

No hubiese estado mal que Rajoy se atreviese más, que hubiese entendido el verdadero problema: que el país no produce lo suficiente para mantener el tinglado público que levantamos en los años buenos. Es como la familia que tiene diez años buenos, durante los que los dos padres tienen empleo, pero que un día a la madre la despiden y al padre le bajan el sueldo. Imagínate que en lugar de decir entonces “se ha acabado, vamos a vender la casa de la playa”, deciden vivir diez años más a crédito.

La diferencia es que en el caso de la familia, quien paga es la propia familia. En el caso de la clase política española, quien paga son los contribuyentes.

Esto ya lo han dejado de pagar los contribuyentes en 2008. El estado español tiene un déficit crónico del 10%, gasta por sistema entre noventa y cien mil millones más de lo que recauda. El contribuyente paga una parte, pero otra la pagan los ahorradores extranjeros. Y como estos ven que no has dejado de acudir a ellos los últimos cuatro años, se hartan. Así, siguen dejando dinero, pero en vez de dejarlo a un interés pequeño lo deja a un interés de usurero. Cuando una persona lleva una mala vida, va mucho al casino, le gustan las putas y así, se le acaba el crédito y tiene que acudir al usurero de la esquina, que te deja el dinero al 48% y si no se lo devuelves te parte las piernas. Cuando el crédito ordinario te expulsa tienes que recurrir a este tipo de personas. Los griegos ya están en el usurero de la esquina, nosotros vamos en camino.

¿Cómo acabará esto, en un default?

Esperemos que no. Los liberales no vamos a encontrar una oportunidad como esta para reducir el estado en mucho tiempo.

Sin embargo, parece que las ideas liberales no encuentran representación en la política.

Porque es muy complicado que las ideas liberales lleguen a la política. Hay dos opciones: una es seguir el camino de Argentina, continuar con esos déficits del 10%,  pedir un rescate, impagarlo, salir del euro, argentinizarnos y que salgan de España dos millones de emigrantes. La otra es seguir en camino de Suecia, donde se hicieron reformas de mucho calado. En España se hizo en el 1959 un Plan de Estabilización que nos puso en el Primer Mundo en diez años, que convirtió una economía soviética, falangista, en una economía moderna.

En un debate que tuviste con un representante de Democracia Real Ya, comparabas a este movimiento con los falangistas.

Sí, pero es que les jode que digan la verdad. Ahora mismo vas a la página de Falange, a la de Democracia Nacional, comparas su programa económico con el de Izquierda Unida y es calcado. Los malos son los empresarios, hay que caminar hacia un megaestado inmenso…

Caminamos en estos momentos por delante de la sede de Comisións Obreiras, donde Díaz Villanueva comenta que pasó unas cuantas noches cubriendo huelgas generales: “allí nos dan un bocadillo que me tomo a la salud proletaria”. Una pegatina allí rezaba “Hay culpables, hay soluciones”. “La idea de la responsabilidad la encontrarás siempre en la izquierda. Eso sí, la responsabilidad de otros”, comenta FDV. El edificio sindical está sospechosamente cerca del Cristo de Medinaceli, uno de los símbolos de Madrid… importando desde Andalucía.

Aquí vienen las novias a pedir casarse o tener hijos. Si vienes aquí el primer domingo de marzo, la cola da la vuelta a la iglesia. Esto es una de las cosas más castizas que existen, aunque está traído de fuera, como todo lo madrileño. El chotis es importado, de hecho el nombre viene de Scottish. Es el único baile regional donde arrimas la cebolleta, porque mucha muiñeira, mucha jota pero a la mujer no te acercas. El chotis era un baile libidinoso. También el mantón de Manila está importado de Filipinas. La Semana Santa madrileña es una mezcla de la castellana y la andaluza. Hasta las cosas más insospechadas de Madrid vienen de fuera. Hasta el Atlético de Madrid, el club más madrileño que existe, viene del Athletic de Bilbao. El plato más típico de Madrid son los soldaditos de Pavía, que es bacalao frito. Porque como sabes, Madrid destaca por sus caladeros de bacalao.

¿Cómo se viven aquí los enfrentamientos entre manifestantes y policía, ahora tan habituales?

Esto está cambiando. Antes prendían fuego a un contenedor y la policía metía cuatro porrazos, pero no había cámaras. El otro día en la plaza de Neptuno había nueve unidades móviles con la antena levantada, retransmitiendo hostias en tecnicolor. Aquello era como un parque temático del porrazo.

El otro día Alberto Garzón decía en Facebook que la solución a los problemas de la deuda era impagarla, para que así el problema pasase a los inversores franceses y alemanes.

Ah, Pijus Economicus. Yo tengo dos hijos. Las soluciones a la crisis que podría dar el pequeño, de cuatro años, no son muy diferentes a las que da esta gente. Tienen una caja de bombones y se la comen entera, no asumen que hay consecuencias negativas a largo plazo. Lo que distingue a las sociedades prósperas de las que no lo son es el horizonte temporal de sus individuos. Como decía Mises, la economía es la gente tomando decisiones de acción. En las sociedades prósperas, la gente toma decisiones de acción a largo plazo. El ahorro, que es una bendición, aparece en las sociedades que piensan a largo plazo.

Un profesor mío decía que el pensamiento de las sociedades protestantes favorece el progreso.

Eso es una idea más falsa que un duro de chapa. La región más rica de Alemania es Baviera, que es católica. El país más rico del mundo es Liechtenstein, que es católico. Más de la mitad de los suizos son católicos, y Suiza no es precisamente un país pobre. ¿Dónde está esa relación entre catolicismo y pobreza?

Por último, para hablar un poco de historia… ¿qué opinión te merece, como historiador, un escritor que hace en veinte años 150 libros de historia?

¿Quién es ese señor?

César Vidal

Ah, César. Pues que escribe muy rápido. Yo he leído algunos de sus libros, no los 150, pero algunos estaban bien. El de las chekas, uno que hizo sobre lo que aportó el cristianismo a la cultura occidental… César tiene una capacidad que es la multitarea. Puede estar a la vez conduciendo su tertulia en la radio y corrigiendo galeradas en un texto. También tiene una memoria prodigiosa, que es una herramienta fundamental para un historiador. Hay por ahí unos mitos que dicen que se los escriben… Pero en ese caso tampoco pasaría nada, los negros han existido desde que el mundo es mundo.

Has escrito un libro sobre el Ché Guevara. ¿Cómo se explica la idolatría hacia su figura?

El Ché Guevara tiene todo lo que un progre puede desear. Todo. Era guapo, un pollancón, como se decía en castellano antiguo. Era un revolucionario puro y no el clásico burócrata estilo Raúl Castro, el tío se inmoló por la revolución. Hablaba muy bien, escribía de forma muy convincente, como todos los argentinos. Estaba convencido de que el mundo había que cambiarlo a golpe de decreto o de pistola, era un iluminado. Es de una plástica… Si eres de izquierdas, es muy complicado sustraerse a su encanto.

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